sábado, 12 de marzo de 2011

CÁDIZ, por Fernando de Benito

Lux, lucis... (Patio con montera en la calle Valverde de Cádiz), Julio González, 2007.

                                           1


Floreado balcón, abierta ventana al infinito, abril
inmarcesible, blanquísimo aguijón en el atlántico
corazón clavado, copo
de cal y piedra y sol, trimilenario, donde
te hallo –para
siempre- a Ti y al mar.

                                                  El 18 de Noviembre de 1969

Cuando yo me muera
tiradme a la Bahía
y amadme para siempre.

                                                      2

Un borrico a la vera de la grácil chumbera,
del retorcido olivo, de la encina nudosa,
de un sendero de guijos y de grises arenas;
un recuerdo de infancia, así, de improviso; te
digo:
pasan sombras radiantes, cabe el mar y los pinos:
se
me ha hecho Dios un nudo en la garganta: ya
que no puedo ser niño.

Fue mi infancia un sueño de un balcón a una calle
donde hombres oscuros golpeaban las puertas y
mujeres presurosas iban a misa de nueve
mirándome de reojo y
extraños pregoneros chillaban y
un mendigo profeta –al verme- gesticulaba, loco.
Había muchos libros en mi habitación, un Cristo
de madera, y mucho amor tirado generosamente
a mis pies, sin que yo supiera que para levantar mi
hombre
bastaba con un suspiro de una mujer cualquiera.

                                             3

Impasibilidad
triunfal de tu omnisciencia
señera, Bahía.

_________________________________

                          Fernando de Benito, "Cádiz", La cuarta dimensión (Cádiz, 1972), en Las doce de la cal, antología, Ed. de Dolors Alberola, Cádiz, Diputación, 2002, págs. 89-91.

No hay comentarios:

Publicar un comentario